Erupción emocional Z
Erupción emocional Z
↗ Salud y bienestar

↗ Estudio realizado por dot. a través de su plataforma de análisis The Future Game y en colaboración con BBK Fundazioa sobre la salud emocional de los y las jóvenes.
Desde The Future Game hemos querido abordar la temática de la salud emocional de forma constructiva, centrándonos en los elementos del día a día que pueden aportar al bienestar desde la cotidianidad. Para ello, ha sido esencial hacer un diagnóstico en profundidad de la situación actual y entender cuáles son esas palancas individuales y estructurales que definen el bienestar o malestar de los jóvenes. El proyecto tiene como objetivo ahondar en las experiencias y prácticas que los jóvenes definen como decisivas para su estado de ánimo y entender el efecto que su cosmovisión tiene sobre este mismo con la intención de encontrar áreas de oportunidad sobre las que actuar para construir hábitos y estilos de vida que nos conduzcan como territorio al bienestar emocional.
Este trabajo pretende servir como base para la definición de fórmulas innovadoras que den pistas sobre la nueva orografía social, qué nuevos espacios han venido para quedarse y qué lugares han quedado enterrados para siempre.
Tras más de cuatro años de pandemia global, sumados a una inflación acelerada, desastres climáticos y, ahora, una guerra a las puertas de Europa con el conflicto entre Israel y Palestina, la Generación Z se enfrenta a un mundo complejo e incierto en su transición hacia la vida adulta.
Cuando se habla de infantilización vinculada a esta generación, a menudo se refiere a comportamientos inmaduros y falta de responsabilidades acordes a su etapa de desarrollo. Es un tema debatido, pero hay cambios sociales y económicos que pueden dar alguna pista para explicar este fenómeno:
1 | Prolongación de la adolescencia
Los jóvenes de la Generación Z (nacidos aproximadamente entre 1995 y 2010) están enfrentando una transición más lenta hacia la vida adulta. Factores como el aumento en los costos de la educación y la vivienda, la precarización laboral, y el retraso en formar familias o independizarse pueden hacer que esta generación se sienta menos presionada para asumir responsabilidades adultas a una edad temprana.
2 | Tecnología y redes sociales
El acceso constante a tecnología y redes sociales fomenta una cultura donde la vida cotidiana gira en torno a formas de entretenimiento y contenido diseñado para ser rápido, fácil de consumir y, en muchos casos, superficial. Esto podría contribuir a que los jóvenes mantengan intereses y comportamientos más asociados a etapas anteriores del desarrollo, como el apego a ciertos tipos de entretenimiento o una comunicación más simplificada.
3 | Expectativas sociales cambiantes
Las normas sociales sobre lo que significa ser “adulto” también han cambiado. Las generaciones anteriores a menudo se veían obligadas a asumir responsabilidades adultas desde una edad temprana, como trabajar, casarse o tener hijos. Sin embargo, las expectativas actuales permiten más tiempo para el crecimiento personal, el estudio, y la exploración de intereses antes de asumir esos roles.
4 | Economía y contexto laboral
La precarización del empleo y la economía global han hecho que las generaciones jóvenes tengan menos seguridad laboral y económica, lo que prolonga la dependencia de sus padres. Esta falta de estabilidad puede ser percibida como un retraso en el proceso de madurez.

“Generación de cristal” es la expresión que utilizan a menudo las generaciones más maduras para referirse de forma despectiva a la generación Z, identificándolos con una fragilidad a menudo y, según su punto de vista, injustificada. Este juicio al que se ven sometidos afecta directamente a su autoestima, llegando incluso a hacerles dudar de la legitimidad de sus emociones y experiencias y pudiendo crear una barrera entre su generación y otras.
[?] Pensando en el último año, ¿cuántas veces te han hecho sentir mal las siguientes personas? (% del total)
↗ DOT S. Coop. (2024). The Future Game. Jóvenes y salud mental.

La división y enfrentamiento con las generaciones más adultas ha hecho que sea muy endogámica en términos generacionales. El poder de las redes sociales y el mundo digital ha hecho que las barreras se difuminen y puedan encontrar fácilmente comunidades digitales de iguales. En esta lógica de homogeneidad han creado sus nuevos parámetros del bien y del mal, nuevos lenguajes en los que han construido una nueva cosmovisión que colinda frontalmente con la estructura y normas con las que funciona el mundo tradicional.
Desde el concepto del trabajo, la importancia del ocio, la definición de la identidad o la salud emocional son solo algunos de los pilares que ponen en jaque los pilares más tradicionales.
Es habitual observar cómo se habla sobre esta generación y escuchar discursos que les interpelen, pero carecen de espacios compartidos con otras generaciones donde se sientan acogidos y escuchados. A diferencia de los Millennials, esta generación no tiende a “cancelar” de inmediato a personas o elementos de generaciones anteriores. Los jóvenes de la Generación Z tienen referentes en generaciones previas y confían en figuras de los X o Boomers, por ejemplo. Sin embargo, sienten que cuentan con pocas oportunidades para participar en diálogos o tomar decisiones de manera conjunta.
“La mayor crítica que yo he recibido a lo largo de mi vida ha sido por parte de profesores, te lo digo. Lo que te he dicho antes, de que no me metiese en física. He ido a charlas de profesores o catedráticos súper gordos de la física y me han intentado dejar en ridículo en medio de la charla, diciendo que mi pregunta era absurda, que era una pregunta tontísima... No sé si lo hacen de forma consciente o inconsciente, yo entiendo que son personas mayores que se han criado en esos entornos, pero al fin y al cabo estás tratando con personas jóvenes y tienes que estar al día, cambiar un poco el chip".

No es nueva la sensación del ritmo frenético en el que funcionan las sociedades contemporáneas. Autores como Bauman ya teorizaron sobre la sociedad líquida, caracterizada por la incertidumbre y la inestabilidad. La velocidad con la que se desarrollan las actividades cotidianas, impulsada principalmente por avances tecnológicos, la globalización y la creciente demanda de eficiencia, afecta a múltiples ámbitos como el trabajo, las expectativas sociales, el consumo de información, la salud o las relaciones.
En 2009, el New York Times compartió un estudio donde se deducía que el estadounidense promedio consumía alrededor de 34 GB de datos e información cada día. Eso equivale a unas 100.000 palabras diarias (aproximadamente dos libros por día o dos palabras por segundo). En aquel entonces, se predijo que la información crecería un 6% anual. Sin embargo, esto fue antes de la aparición de dispositivos y plataformas como iPads, Kindles, Chromebooks, iMessage, Minecraft, Instagram, Snapchat, Twitch, Slack, Alexa y TikTok, entre otros desarrollos tecnológicos de la década de 2010. Desde la publicación de ese informe, los científicos estiman que hoy consumimos una media de 74 GB al día, el equivalente a 16 películas. Hace solo 500 años, 74 GB de información era lo que una persona con un alto nivel educativo consumía en toda su vida a través de libros e historias.
"Este cambio de mentalidad propicia la sensación de quedarse atrás cuando no estamos alcanzando nuestro ideal de planes a realizar, así como el estar pensando en lo siguiente que haremos incluso cuando estamos realizando uno de esos planes, lo que muchas veces nos imposibilita sentir el momento que estamos viviendo con la intensidad que deberíamos".
Es por esto que la necesidad de encontrar momentos y espacios de reposo es un reclamo cada vez más recurrente. La desconexión aparece como el único ejercicio de reposo posible, como un refugio para volver a conectar con aquello que tiene el poder de hacernos conscientes.
El propio mercado ha convertido en tendencia esta necesidad que cada vez más jóvenes sienten de desconectar; desde aplicaciones para meditar de valor multimillonario a coworking rurales o servicios de terapia online. Hablamos del sector conocido como “Wellness Economy”, con un mercado global actual de 156.800 millones de dólares.
Captura rescatada de X de @SketchesbyBoze bajo los textos: “Perdemos el hábito de leer porque tenemos miedo de perder el tiempo. Creemos que debemos estar ocupados y ser productivos en todo momento. Pero las personas no somos máquinas y nos alimentamos de siestas, ficción y sol, no menos que de comida y bebida.
Philip Pullman tenía razón cuando dijo: “Después de la alimentación, el techo y la compañía, las historias son lo que más necesitamos en el mundo”. La gente no puede vivir solo de pan; necesitamos belleza, asombro y ficción imaginativa para sustentarnos.
Quiero animarnos a dedicarnos a cosas que nutran el corazón y el intelecto. Estudiar idiomas, aprender un oficio, leer por aprendizaje o por placer o por cualquier motivo. Tenemos necesidades que solo se pueden satisfacer a través del arte y la ficción. No nos privemos de las mayores alegrías de la vida".

Las redes sociales juegan, sin duda, un papel esencial en esta realidad, ya que representan uno de los espacios en los que esta generación invierte más tiempo. Muchas personas participantes comparten la dificultad de encontrar la paz durante su tiempo de ocio, derivado de esa necesidad de ser productivos y la incapacidad de desconectar del consumo de contenido. FOMO es el acrónimo de “Fear of Missing Out”, que se traduce como “miedo a perderse algo”. Es un fenómeno psicológico que se refiere a la ansiedad o preocupación de que otros estén disfrutando de experiencias gratificantes de las cuales uno no está participando. Este miedo se ha intensificado con el auge de las redes sociales, donde las personas suelen compartir constantemente sus actividades, eventos y logros.
[?] ¿Con qué frecuencia lo has sentido en el último año? (% del total)
↗ DOT S. Coop. (2024). The Future Game. Jóvenes y salud mental.
Los problemas para conciliar el sueño y la incapacidad para desconectar de las redes son situaciones habituales para casi la mitad de los jóvenes vascos, especialmente entre los más jóvenes.

Las emociones se presentan a merced de la vertiginosidad que les genera el día a día con un fuerte sentimiento de pérdida de control. El grupo de jóvenes seleccionado comparte la dificultad a la hora de conectar con sus emociones y descifrar su estado. Describen sus emociones como una montaña rusa, con altibajos constantes que no son capaces de controlar antes de que les sobrepasen. Se les hace difícil encontrar el equilibrio emocional ya que carecen de la capacidad para ello.
Cerca del 21,9% de los jóvenes españoles de entre 16 y 24 años se sienten solos, representando así la franja de edad que más sola se siente. Resulta contradictorio que esta generación, la misma que tiene vidas frenéticas y que cuenta con cientos de contactos en sus cuentas de redes sociales, sea el rango poblacional que más solo se siente. La percepción de soledad es la sensación subjetiva de estar aislado o desconectado de los demás, independientemente de si una persona está físicamente sola o acompañada. La red de amistades está ganando un peso cada vez mayor en las narrativas como estructura social que se dibuja como fuente esencial de amparo. Los jóvenes llegan a cuestionar los modelos de cuidado tradicionales y dotan del mismo peso en la escala social a sus redes de amistad, familiares o románticas.

“Hay una grandísima propaganda alrededor de la pareja, mucha propaganda sobre la familia, y muy poca propaganda sobre lo importantes que son las redes de amigas, y la responsabilidad que hay que tener sobre su salud física y sobre su salud mental (...) Aquí mi compañera lo tiene grabado a fuego. Esto nos ha pasado (...).”
La endogamia fomenta el aislamiento de la comunidad del resto de la sociedad. Esto puede llevar a la creación de grupos cerrados que desconfían del exterior, limitando la innovación, el intercambio cultural y el desarrollo de nuevas ideas o prácticas. Al no abrirse a influencias externas, las comunidades endogámicas tienden a perpetuar tradiciones, normas y creencias, que en algunos casos pueden ser restrictivas o desfavorables para su desarrollo y evolución. El consumo de ideales de futuro vinculados a la vida en comunidad pequeña y de iguales en un momento de auge de movimientos de ultraderecha es doblemente peligroso.
En un momento histórico donde el reto de la gestión de la diversidad es esencial aprender y en parte desear encontrarnos con el otro diferente, ir más allá de lo binario y avanzar hacia un nuevo contrapunto.
El contenido cultural distópico ha calado profundamente en la Generación Z, no solo como entretenimiento, sino como una herramienta para reflexionar sobre los desafíos que enfrentan en la actualidad. Este tipo de narrativa les ha permitido conectar con temas como el cambio climático, el control gubernamental, la tecnología invasiva y las injusticias sociales, configurando su visión crítica del mundo y sus expectativas de futuro.
La realidad económica y política a su alrededor es inestable; algo que también afecta directamente a sus perspectivas respecto al futuro. La sensación de no tener un suelo firme en el que asentar su vida y construir el mañana es una fuente de desconfianza e incertidumbre con mucho peso. La desconexión de sus sueños individuales se manifiesta también en la falta de un sueño de futuro colectivo como generación, quedando muchas veces enterrados en el día a día en el desencanto y la apatía.

"Todo esto está mal. No debería estar aquí arriba. Debería estar en la escuela al otro lado del océano. Sin embargo, todos ustedes vienen a nosotros los jóvenes en busca de esperanza. ¡Cómo os atrevéis! Me habéis robado mis sueños y mi infancia con vuestras palabras vacías. Y aún así yo soy una de las afortunadas. La gente sufre. La gente está muriendo. Ecosistemas enteros están colapsando. Estamos al principio de una extinción masiva, y vosotros sólo habláis de dinero y de cuentos de hadas de un crecimiento económico eterno. ¿Cómo os atrevéis?.”
El sentimiento principal del cual deriva la ecoansiedad es la impotencia, se sienten empequeñecidos en un sistema que no escucha las necesidades del planeta y que no respeta sus límites. Empiezan a experimentar las consecuencias de la crisis climática y sienten rabia por tener que buscar soluciones a problemas que nacen de la gestión de generaciones anteriores. Sienten pesada la losa que les responsabiliza de la solución de forma individual.
Los valores ecologistas y feministas de la generación se hacen latentes: más de un 60% cree que si Millenials y GenZ gobiernan, mejorará el cuidado del medio ambiente y la desigualdad de género.
[?] Si tu generación está en el poder en 2050 crees que mejorará... (% del total)
1 | El cuidado del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático → 63,4%
2 | La atención a la desigualdad de género → 63,1%
3 | La situación económica de los jóvenes → 57,2%
4 | La protección de los colectivos LGTBI → 53,6%
5 | La integración de las personas inmigrantes → 41,8%
6 | Facilidades para emprender negocios → 40,8%
7 | La protección del euskera → 35,0%
↗ DOT S. Coop. (2024). The Future Game. Jóvenes y salud mental.

Hace algunos años ya que la Generación Z se incorporó al mercado laboral trayendo consigo sus propias ambiciones y códigos. La inestabilidad que les rodea les ha hecho buscar terreno en el trabajo. Mientras la generación anterior, los millennial, soñaba con viajar eternamente y no trabajar, estos jóvenes ven en el empleo una fuente de seguridad para enfrentar un mundo lleno de incertidumbres.
El entorno laboral representa, en muchos casos, su primer contacto con la vida adulta; una faceta nueva en su identidad. Es por ello, que el trabajo se convierte así en un espacio clave para su bienestar, un elemento que afecta de forma fundamental a su salud mental y emocional. En el caso de que esta primera experiencia laboral sea positiva su incremento de autoestima y aporte se ve incrementado de forma muy significativa, sin embargo, en caso contrario las consecuencias pueden llegar a ser demoledoras.

“Ha pasado un año desde que convertí mi pasión en una profesión; dejar un trabajo fijo (sí, tu cómodo salario mensual, tus vacaciones anuales...). Renuncié a esa tranquilidad para hacer lo que quería. No fue una decisión fácil. Es lo que se espera de ti; Casarme con la primera persona con la que coincidí, comprar una casa, ser madre... Le he fallado a muchas personas cercanas a mí, pero estoy a cargo de mi vida. Qué... claro... ¿cómo cambio de trabajo? “Ah, qué vergüenza le daré a mi madre”. ¿Qué pensará la gente de mí? Pero al fin me atreví. A veces avanzamos en la vida en modo automático, sin prestar atención a lo que queremos, inmersos en esa comodidad y conformidad.”
Esta generación busca difuminar las barreras personal - profesional que han marcado tradicionalmente los entornos laborales. Buscan mostrarse de forma auténtica, no sólo en la interacción con otras personas, sino en la forma de realizar sus tareas contribuyendo a los objetivos de la or!anización. Esperan naturalidad en sus interacciones laborales como herramienta para la comodidad y también para el bienestar, provocando así humanizar estos entornos tradicionalmente más asépticos.
Es innegable que el volcán que ha erupcionado gracias a la Generación Z ha puesto el tema de la salud emocional en el centro de la mesa. Esta generación ha destapado una temática que ha sido tradicionalmente tabú al centro de las conversaciones, de los espacios laborales, de las narrativas mediáticas y de las peticiones a las instituciones.
Los principales descubrimientos del proceso pueden transformarse en áreas estratégicas para el desarrollo de proyectos con el bienestar emocional. Estas áreas se presentan de forma amplia que permiten trabajar en un proceso creativo mediante el que definir intervenciones concretas.

Creación de espacios de acompañamiento y diálogo intergeneracional
En el encuentro horizontal con personas de otras generaciones, los/as más jóvenes encuentran una oportunidad de crecimiento y acompañamiento. Muchos/as nunca han tenido la oportunidad de crear una relación de iguales con una persona más mayor y esta experiencia puede ser para muchos/as una fuente de conocimiento y experiencia, perspectiva, equilibrio, acompañamiento y muchos otros ingredientes que contribuyen a una buena salud emocional.

Activación de comunidades de cuidados
Una de las grandes añoranzas de la generación Z es la comunidad en su día a día; una red de personas en las que poder contar para cuidar y ser cuidados/as. Figurar como miembro de algo no necesariamente significa pertenecer. En este sentido, se propone apoyar la colectivización de espacios comunes ¿podemos hacer, por ejemplo, de las escaleras de vecinos/as o de los entornos deportivos espacios de cuidado?.

La reserva de espacios de silencio y autorregulación
En un mercado que agota su energía creativa con propuestas cada vez más numerosas e intensas, la generación joven busca espacios para escapar del frenetismo. La oferta cultural y la divulgación de hábitos saludables (canales ya existentes dentro de BBK) pueden ser mecanismos efectivos para atender esta necesidad.

Esperanza colectiva y futuros deseables
La creación y visibilización de futuros deseables, que no incrementen los sentimientos de miedo hacia su propio porvenir, son esenciales para que los jóvenes puedan construir sus vidas de manera constructiva en lugar de reactiva. Sin embargo, para que este ejercicio creativo sea significativo, también debemos mejorar la realidad de precariedad e inestabilidad a la que se enfrentan.

Apoyo para el cuidado de los espacios de trabajo
El espacio de trabajo, como un entorno clave para el bienestar de los jóvenes, ofrece muchas oportunidades de transformación. Convertir todas las organizaciones en lugares amables y saludables para trabajar requiere una transformación cultural compleja, que BBK puede visibilizar y modelar a través de diferentes proyectos y redes que quieran convertirse en “espacios de trabajo seguros”.