Entrevista a Elsa Arnaiz, Presidenta de Talento para el Futuro

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dot.
Nuevas narrativas, Educación para el cambio
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Los partidos políticos deberían eliminar sus juventudes, es una forma de seguir infantilizando a los jóvenes. Deben estar involucrados en el partido plenamente para integrar sus visiones”.

Elsa Arnaiz Chico
Presidenta y Directora General de Talento para el Futuro.

Como parte del estudio realizado por dot. a través de su plataforma de análisis The Future Game, y en colaboración con Arantzazulab, "El ateísmo democrático de la Generación Z", entrevistamos a Elsa Arnaiz Chico por su trayectoria referente en incidencia política e impacto social joven de España.

Elsa es Presidenta y Directora General en Talento para el Futuro, el primer lobby español que trabaja para que la voz de la juventud esté representada en los procesos de toma de decisiones. Talento para el Futuro cuenta con más de 90 organizaciones que la nutren y apoyan.

¿Cómo ves desde tu día a día la relación de los jóvenes con el sistema democrático?

Lo que yo veo principalmente es mucho desconocimiento. Realmente hay jóvenes que no saben como funcionan muchas cosas porque son complicadas de entender. Es cierto que existe un desasosiego respecto a la realidad que vivimos y esto conlleva una desafección hacia el sistema que encima no se entiende en términos pero tampoco en sus tiempos. Esto ha llevado al auge de discursos extremistas radicales, incluso abogando por una abolición del voto que tienen mucho éxito entre los chicos jóvenes. A día de hoy no he visto a una sola chica con este tipo de discursos tan radicales, pueden estar más o menos de acuerdo pero no en un posicionamiento tan autoritario.

¿Cuáles crees que son las claves para incentivar la participación política de los jóvenes?

Piden una representación muy directa, un voto directo. No contemplan el proceso de debatir propuestas, consensuarlas, presentarlas en una comisión… Esto puede ser debido a las redes sociales y su uso individual pero también porque el asociacionismo requiere de mucho esfuerzo y tiempo. El asociacionismo es donde aprendes sobre el sistema de representación, sobre el debate y los consensos y hoy en día este tipo de entornos están relegados a perfiles que saben mucho de un tema y no están democratizados en sus formas ni en su fondo. Esto es un problema porque los entornos donde puedes aprender sobre la representación o la necesidad de consensos no están hechos para todos.

¿Consideras que la polarización de los jóvenes tiene la base común del desasosiego que les produce el sistema?

Sin duda, la base siempre es la misma: un descontento respecto a la realidad y al sistema. Es cierto que para algunas personas es realmente difícil y esto no lo podemos obviar. Me preocupan especialmente los chicos jóvenes que siguen a influencers con discursos muy autoritarios para salir de este desasosiego. Hoy en día internet facilita que cualquier persona pueda tener voz y generar una audiencia que le siga. A su vez todo lo que tenga que ver con la representación, ser el delegado de clase o el representante de un colectivo se ve mal y lo que está de moda es tener muchos seguidores. El desasosiego me preocupa mucho porque es a lo que se agarra toda la extrema derecha.

No hay espacios para crear este pensamiento crítico en los jóvenes y los jóvenes que lo crean son los que tienen unos privilegios de entendimiento del sistema, los que saben que existe un consejo de la juventud pero la gran mayoría no lo entienden porque en sus casas no se habla de política o no todo el mundo tiene un padre doctor en ciencia política. Esto me lleva a otra parte del problema, que la propia educación ya no se percibe como un espacio para amueblar mi cabeza y construir mi pensamiento sino como una carrera de obstáculos que tengo que ir superando, todo con una visión muy productivista. Incluso el voluntariado o el asociacionismo en jóvenes se ve con una visión productivista para el curriculum no tanto como una experiencia de disfrute y aprendizaje en sí misma.

¿Crees que van a seguir existiendo los partidos políticos en el futuro?

Yo creo que si, aún queda mucho para que venga este relevo generacional que haga una ruptura total con la democracia. Aunque se está cociendo ahora y está empezando a emerger, aún quedan muchos años para que realmente puedan cambiar el panorama político. Creo que pueden salir más partidos de ultraderecha pero lo que se ha visto es que cuesta mucho hacer experimentos con los partidos políticos. Los que sobreviven son los partidos históricos que ya tienen unas bases y unas estructuras consolidadas, porque a la velocidad que va todo es muy difícil trabajar y consolidar un nuevo espacio político con estrategia a largo plazo pero con táctica a corto y con cohesión territorial. Sí que habrá transformación en los líderes, con liderazgos más fuertes para hacer frente a los líderes de la extrema derecha.

A día de hoy no veo a ningún país que quiera empezar con procesos de tecnocracia o democracia directa, no creo que los partidos o los gobiernos estén preparados para este dinamismo que pide la gente. También son elementos que tenemos que reflexionar profundamente, implantar la democracia directa ante el panorama social y cultural que hemos mencionado puede ser peligroso. Los próximos años nos encontramos ante un dilema interesante: ¿Cómo abrimos la democracia para ir incluyendo nuevas visiones sin ponerla en riesgo?

¿Crees que estamos infantilizando a los jóvenes en nuestra interacción con ellos?

Sin duda. Empezando por los propios partidos y su forma de organización. No entiendo por qué un joven afiliado a un partido tiene que estar dentro de sus juventudes y no directamente en el partido, me llevo muy bien con todas las juventudes de los partidos políticos pero creo que su rol tiene que ser mayor en los partidos. Relegar su participación en el partido a una entidad a parte es infantilizarles y así difícilmente conseguirán estar cerca de la juventud. Además de esto, si creemos que la solución es hablar en sus códigos pero sin reflexionar sobre los temas que les importan nos estamos quedando en una superficie de poco valor. A veces la solución para estar cerca de los jóvenes es mucho más simple y directa, sin tanto marketing.

El problema es el mencionado anteriormente también, es la rapidez y volatilidad de todo. Los equipos no tienen tiempo de pensar estratégicamente a largo plazo, pensamos en los actos de campaña y en el corto plazo. Esto además de la fatiga que supone dedicarse a la política con los crecientes ataques personales y el burnout. Yo creo que al final el problema es no entender la política como una parte fundamental de la democracia, nadie se lo toma en serio. Parece que son dos cosas separadas y es todo lo contrario: necesitamos una buena política para tener una buena democracia.

El ateísmo democrático de la Generación Z

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